El Hanabi: La fiesta japonesa de las flores de fuego
Como tantas cosas, la pólvora es un invento chino que se utilizó pronto en las batallas para intimidar a los enemigos y para provocar incendios. Parece que la pólvora se introdujo en Japón a la vez que las armas de fuego, allá en 1543 en la isla de Tanegashima en 1543, y desde entonces se fabricó en Japón.
Sin duda, durante el periodo Sengoku se utilizó para fines bélicos, pero en el periodo Edo (1603-1868), cuando los conflictos habían acabado, parece que se empezó a emplear la pólvora en los fuegos artificiales o hanabi.
Está documentado que el primer soghun del periodo Edo, Tokugawa Ieyasu, en agosto de 1613 observó los primeros fuegos artificiales cuando un enviado británico del rey Jaime I y un comerciante de origen chino le hicieron una demostración de los fuegos artificiales en el castillo de Sunpu, conocido como el castillo de la "isla flotante", en la actual Shizuoka.
”Fuegos artificiales en Ryôgoku” No. 98 de Cien famosas vistas de Edo, de Utagawa Hiroshige (1797-1858). Durante el verano, el río Sumida en Edo fue el escenario de una costumbre conocida como kawabiraki "tomar el fresco de la noche". La actividad se centró en el puente Ryōgoku, donde se ofreció una variedad infinita de entretenimiento tanto en tierra como en agua. Los lugares más populares no eran los puestos de las plazas, sino los barcos de recreo alquilados en el río.
El 28 de mayo de 1733, el Shogun Tokugawa Yoshimune ordenó que varios fuegos artificiales fueran disparados por el actual río Sumida (llamado Ryogoku Okawa en ese momento). El acontecimiento se dedicó a la divinidad del agua Suijin y los fuegos artificiales fueron introducidos para honrar a los espíritus de los muertos causados por la hambruna y las epidemias ocurridas el año anterior y para protegerse de los espíritus malvados.
Este ritual, se realizó al inicio del kawabiraki. El kawabiraki era el periodo comprendido entre el 28 de mayo y el 26 de agosto del calendario lunar cuando la gente se reunía en botes a las orillas del río Sumida para comer, beber y organizar fiestas que les ayudase a escapar del calor. Para proporcionar algo de entretenimiento, los restaurantes y las casas de té en el área de Ryogoku contribuyeron a popularizar el hanabi. Los momentos de divertimento en el río fueron uno de los temas favoritos de los artistas del ukiyo-e.
“Fuegos artificiales en el puente Ryôgoku” de Utagawa Kuniyasu (c.a. 1820). Este tríptico, que pertenece actualmente al catálogo del Museo del Prado, está realizado mediante la técnica del nishiki-e o policromía en la impresión de los tacos de madera. A mediados del siglo XVII, los fuegos artificiales como entretenimiento en el río eran tan populares que la amenaza de fuego llevó a las autoridades a emitir decretos restringiendo su uso en el río Sumida.
Antes del periodo Meiji (1868-1912), la chispa del hanabi era de color rojo anaranjado, pero con la apertura del país al extranjero, se importaron diferentes colorantes que llenaron de color el hanabi.
Durante la II Guerra Mundial, se dejaron de celebrar fiestas con fuegos artificiales, pero se reanudaron en 1946 cuando las tropas aliadas celebraron el 4 de julio con fuegos artificiales. Desde entonces, el 28 de mayo se da el pistoletazo de salida a la temporada de verano con fuegos artificiales decorando el cielo.
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